22.11.07

Replicando a Ramón Zallo

Luis Beroiz

Tres días, como a Cristo, me ha costado, Ramón, digerir la sarta (ahora que los pimientos rojos cuelgan de nuestros balcones) de dagas arteras, te copio, que me dedicas en la rebuscada contestación que haces de los escritos en que te menciono. Tan deslumbrado estoy que no sé por dónde empezar, tan crueles e inmerecidas han sido tus líneas. Seguiré, pues, tu guión.

Yo, en mi soledad, apelo en mis escritos a mis ex compañeros de estudios por considerarlos amigos, siempre les pido, como he hecho contigo, disculpas por mi atrevimiento; les tiendo la mano para trabajar juntos en la solución; y, desconfiando en ese corporativismo que, como he comprobado, no sirve para este tipo de injusticias, acudo a ellos, ingenuo, pensando que en sus corazones mecen aquellos valores éticos que, en sus clases magistrales, nos prodigó el padre Uriarte. Son hombres públicos, influyentes y ocupan un lugar preferente en el origen y desarrollo de mis desgracias: Almunia pertenece al partido que masacra a nuestros hijos en sus cárceles de exterminio; Bergareche ¿cómo es que olvidaste a tu colega periodista? ensucia en sus medios mi apellido dando la versión policial y negándose a rectificar, cuando le ofrezco la versión real; y al magistrado Ibarra me limito a informarle de la criminal arbitrariedad a la que me han sometido sus compañeros. Faltas, pues, a la verdad cuando, transfigurándome de perseguido en persecutor, me dices que les someto a persecución o cuando afirmas que no tenéis ni arte ni parte en el tema. ¡Qué más quisiera yo! No entiendo tu empeño en convertirte en su samaritano. ¿No son ya mayores como para contestarme a las preguntas que les he hecho tiempos ha? ¿Aclarado este punto, Ramón? es importante que así sea.

Vuelves a faltar gravemente a la verdad, cuando me tachas de calumniador. En los cinco años que llevo soportando injusticias, ni me he dirigido a ti ni me he acordado ti. Y no lo hubiera hecho si, el lunes 2 de julio de este año, no hubiese leído tu escrito en el que entronas al responsable máximo de las torturas a nuestros hijos como líder de los nuevos tiempos, indicándole a renglón seguido la metodología del proceso a seguir. Como ves, sólo cuando exculpas y legitimas para tan noble misión, en un escrito nítidamente político, a quien tanto daño nos está haciendo, es cuando te menciono de refilón en una de mis entregas. Tú me das pie y yo reacciono. Es la única vez que te digo que trabajas para el Lehendakari y ni se me ocurre decir que cobras por ello, porque sé que no es así. Ahora bien, si en vez de llamar a esto asesorar prefieres que le llame sugerir, aconsejar, recomendar, pues ¡qué quieres que te diga! Lo haré, si me lo pides.

En mi segundo escrito, que es el que ha provocado tu reacción, si lo vuelves a leer, yo hablo de ti como asesor de políticos, en general y en plural, y digo que cobras por ello. Vamos a ver, Ramón, ¿asesoras al Gobierno que preside el Lehendakari? Sí, tú mismo lo dices en tu respuesta. ¿Cobras por este asesoramiento? Sí, tú mismo lo confirmas y poco te ha faltado para mostrarnos tu depauperada nómina. ¿Estás bien pagado? Tú sabes que, aparte del sueldo que no será mileurista, hay flecos que los propicia el trabajar para el poder como son las oportunidades, las pertenencias a grupos egregios, la plataforma que supone, las conferencias, las colaboraciones, en fin, toda esa parafernalia de la que, a nuestra edad, hacemos más estima que del papel moneda. ¿Cuándo y dónde te he acusado yo por escribir artículos de opinión? ¿Cuándo y dónde te he dicho que cobres por hacerlo? ¡Si lo sabré yo que ando por el centenar de colaboraciones y contento que me las publican!

En esa falacia has basado tu falsa acusación. ¿Dónde está mi calumnia? Porque esa es otra. Aunque no fuese cierto lo que digo, que ahí está escrito para quien quiera leerlo, procesalmente, la calumnia (probablemente tú a esa clase no asististe) es la imputación falsa de un delito, perseguible de oficio. ¿Dónde he dicho yo que delinques? ¿O es que estás invocando a los fiscales para que actúen? Por mí puedes escribir donde y de lo que te apetezca, pero te saldré al paso si me tocas la fibra. Eso sí, con elegancia, como hasta ahora. Has usado, en un escorzo increíble, tu habilidad dialéctica, como Balza con el Ararteko, para irte por las ramas obviando el meollo de mi mensaje. Yo te dije que ”si tus consejos no derivan en exigir que se nos haga justicia de una maldita vez, les (plural) estarás dibujando una ruta, aunque bien pagada o quizás por eso, equivocada”. ¿Dónde te imputo delito? Además, ¿acaso no son parte de la Cultura que dices asesoras, las artes políticas que perpetúan en el poder, las artes de los potros de tortura, las artes marciales de los reventadores de concentraciones y manifestaciones legítimas? Que empieces por ahí es lo que te pido humildemente en mis escritos. ¡Ya es casualidad que los dos únicos que me habéis saltado al cuello por unas verdades como manoplas de pelotari, según dicen los que me animan a seguir, pertenezcáis al grupo de los conversos remunerados a través del erario público!

Aclarado, a ti probablemente no, pero sí a mis lectores, el tema álgido, vayamos con otras que no son precisamente menudencias. Empezaremos por las cómicas. Porque gracejo tiene que me compares éticamente con el popular Urquijo o que entiendas y no compartas que no sea crítico con los métodos de lucha de algunos ¿has condenado tú el vuelo de Carrero, Ramón? ¿Condenando se adquiere label de demócrata? Risas he hecho cuando, jugando a adivino, te refieres a mí como estudiante que todavía no había despertado a la oposición política contra el sistema y tú sí. ¿Quién te lo ha dicho? ¿Qué sabes tú de mí si, cuando yo tenía 18 rebeldes años, tú sólo tenías 13? A lo que no me voy a prestar es a que conviertas esta tribuna en un nor baino nor entre los dos. Como gracioso es comprobar cómo tú mismo te adjudicas el descalificativo espúreo, siendo así que yo dediqué el de espurio a políticos zascandiles, no a ti. ¿Un fallo del subconsciente? Y gracia tiene que me digas que no te llamé antes de escribir. ¿Lo has hecho tú ahora? ¿Lo hiciste cuando supiste lo de nuestro hijo?

Triste, muy penoso y triste, ha sido, en cambio, leerte que estoy haciendo un uso político de mi dolor, justo el mismo día que acaban de citarnos en la Audiencia Nacional para el día 24 de Enero, para una enésima farsa. A ese antro nos llevan tus asesorados mientras, de boquilla, abogan por su desaparición. Otra cosa, ¿a qué te refieres cuando hablas de un fangal de descalificaciones? Yo en mis escritos te he calificado de estratega, ejemplar y admirable en tus días jóvenes y de perspicaz asesor. Tú en cambio, apunta, me tachas de hipócrita sin serlo, de chantajista emocional sin merecerlo, de calumniador sin ejercerlo, de indecoroso, de desmemoriado, de falso, de mal acostumbrado, de artero, de rabioso y me comparas con no sé qué víctimas que pasan factura política. ¿Esta es tu actual catadura? Y, ¿qué decir de tu autodefinición como opositor permanente a las injusticias (de la nuestra todavía estoy por verlo) o del pase de morro que me haces de tu detención (si no se es, no vale lo que se ha sido) o de tus elevados conocimientos en comunicación? Malo es que tengas que elogiarte tú mismo. Yo suelo preferir que me lo hagan otros.

Pero donde fluye el engreído (no es insulto sino constatación de un hecho) que llevas dentro es en el inquisitorial consejo (te pasas la vida aconsejando, tío), que expones a los responsables de Izaronews, recordándoles sus derechos y obligaciones, exigiendo que revisen sus criterios, responsabilizándoles por no generar espacios públicos de verdad y amenazándoles con tu opinión si no te llegaran a hacer caso. ¡Tú, Ramón, que de los dos eres el único que aquí ha calumniado llamando calumniador a quien no lo es, como te he demostrado! No sé qué determinación tomara la dirección del diario, pero sea cual sea ésta, yo la acataré. Sabiendo como sabes que tengo vetados los medios de tus asesorados en Cultura, ¿también éste me lo quieres cerrar? Yo, ya lo dije un día, seguiré escribiendo aunque sólo tenga para hacerlo las cortezas de los robles y hayas del Irati.

No has dado ni una en el clavo, Ramón. Me hubiera gustado despedirme como amigo, pues nos hacemos falta, pero tú has renegado de mí. Lo siento. Te admiré un día, te he mandado innumerables saludos a través de tu hermano y, la última vez que nos reunimos, los abrazos más fuertes fueron para ti y para Koki. De todas formas, gracias por tenerte como lector y por contestarme, ya que las críticas de mis detractores tienen la virtud de fortalecer sólidamente mis verdades.

Fuente: Izaronews

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