En respuesta a Luis Beroiz
Ramón Zallo
Ya es la 2º vez, directora, que le dáis a Luis Beroiz excompañero de estudios, la oportunidad de calumniarme (no criticarme) desde su mala costumbre de perseguir con artículos personalizados y en prensa a los que estudiamos con él en Deusto y que o tienen mucho peso político (Joaquín Almunia) o algo (Juan Luis Ibarra) o pequeñito (mi caso). No creo que tengáis ni el derecho ni la obligación de publicar artículos calumniosos en los que se acuse a alguien -que siempre escribe desde sus convicciones, guste o no guste a tirios y troyanos, como es mi caso- de escribir en los medios e incluso sobre “una ruta, aunque bien pagada” (sic).
No se trata de una injuria sino que sabéis que es una calumnia, o sea que no es verdad. La mayoría, salvo columnistas, no cobramos los artículos de opinión; ni hace falta decir que un catedrático en excedencia y sin sueldo de profesor, asesorando full time al Gobierno en Cultura -y no en política, como Beroiz y otra gente equivocadamente cree, y nunca me cansaré de decir que yo no asesoro al lehendakari porque no es verdad- es muy mal negocio. Es muy gratificante mentalmente pero, además de que no hay horas, se cobra parecido a
¡Admítaseme, por favor, que uno tiene sus desvelos sinceros por mejorar la cultura y la política cultural de este país!. ¡Y admítaseme que escribo artículos políticos de vez en cuando y sólo cuando tengo algo que decir y porque me lo creo!. ¡Instalar la sospecha porque no se está de acuerdo con alguien denigra a quien lo hace!
Que Beroiz culpe al sistema, desde su dolor de padre del encarcelamiento de su hijo, lo entiendo. Que defienda a su hijo también. Que no sea crítico con los métodos de lucha de algunos, lo entiendo pero no comparto. Que de paso culpe, desde su desgracia, a todos los demás ya lo entiendo bastante menos. Pero que calumnie, desde su rabia, a quienes ni tenemos ni arte ni parte en el tema, y que además desde SIEMPRE hemos denunciado y en público tanto los malos tratos como el sistema penal o el marco político, ya me parece un uso político del dolor equivalente al de aquellas víctimas que pasan facturas políticas a otros desde enfoques interesados y con mercancías ideológica averiada por el chantaje emocional.
Ese “siempre” incluye la época en la que a algunos nos detenían y encarcelaban (finales de los 60, por ejemplo) por luchar contra el franquismo mientras que otros estudiantes al parecer, todavía no habían despertado a la oposición política contra el sistema y, sin embargo, despertados por la desgracia mucho tiempo después, se permiten el lujo de dar lecciones en público a los opositores permanentes a las injusticias. Un poco de decoro y de memoria, siempre viene bien.
También hay que evitar la hipocresía llamando a alguien “amigo Zallo” o “querido Ramón”, porque ni somos amigos ni lo seré nunca de quien no te llama para hablar, y te escribe en público una daga artera para denigrar (desenmascarar, le llamará). Que no esté de acuerdo con mis ideas no le da ningún derecho a quitárselas de encima atribuyendo intereses espúreos a los que tenemos otro concepto de las cosas. Mentalmente es barato atribuir perversidad al que piensa distinto. Incluso es gratificante; siempre tienes la razón.
Para el caso de artículos calumniosos, Izaronews debería revisar sus criterios de admisión con el sencillo procedimiento de pedir a los autores que eliminen esos aspectos para la publicación de un artículo, en el afán de asegurar diálogos enriquecedores aunque sean ásperos. De otra manera, hipotéticos debates interesantes se arruinan y lo que se produce es un fangal de descalificaciones. Todo no vale y dejar que todo circule tampoco. Alguna responsabilidad tienen los medios en generar espacio público de verdad. Mi opinión sobre Izaronews queda pendiente de la atención a este buen consejo, y de comunicación algo sé.
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